viernes, 27 de abril de 2012

Las mujeres también son infieles, pero tú te pasas de perra.

A simple vista pareces una chica normal, de esas seriecitas que no rompen ni un plato, pero que debajo de la cama tienen completamente rota la vajilla de cuando sus padres se casaron.

A la vista de los demás eres una tipa que tiene un buen trabajo, una familia más unida que las hormigas rojas o de fuego, una relación perfecta con el tipo perfecto, de los llamados "echados pa'lante", con buen trabajo y de buena familia, porque libre Dios si te empatas con un pelabolas o un joven sin futuro. No podrías vivir con el qué dirán, típico de la gente como tú y de las que te rodean.

P- E- R- O...

Es un hecho notorio que eres una perra, en todos los sentidos conocidos y sin conocer. De hecho, si hubiera un manual de Cómo ser una perra y que tu novio no lo note, tú tendrías el copyright y toda vaina. Así de perra eres, perra.

Tu boca, tus manos, tu cabello, tus piernas, en fin, toda tu humanidad es bastante conocida por el 10% de los tipos que has conocido en el liceo, la universidad, el trabajo y... lo siento, ya perdí la cuenta.

El problema no es que seas perra, porque puedes hacer lo que quieras con tu cuerpo, ese es tu peo y tu culo y tu (inserte aquí el nombre más pintoresco con el que conozca el órgano genital femenino), el problema es que lo divulgues en todos los lugares a los que vas y a todas las personas con las que te relacionas.

Esta bien, estas experimentando, quizás tu vida es lo suficientemente aburrida y casi perfecta y por eso necesitas tener otra en la cual seas conocida precisamente por tus infidelidades. Pero vamos, que ser infiel es más chévere si lo haces con personas que no conozcas, con personas que no te encontrarías en la fiesta de graduación de tu novio, en el lugar en el que trabajas o cuando te tomes un café en un lugarcito del centro de la Ciudad.

También es mejor si no se lo cuentas a todo el mundo, a nadie le importa de verdad, fue un cuento divertido las dos primeras veces, pero después de la décima vez comenzamos a hacer apuestas de cuánto tardarías en revolcarte con otro (porque es seguro que vendrá otro.) Sólo queremos aproximarnos lo más posible a la fecha de un próximo encuentro para así ganarnos los reales del acumulado final y no podemos hacerlo porque cada vez ocurren con más frecuencia tus bochinches.

Mientras tanto, tu novio sigue pensando que eres la mejor novia, las más comprensiva, fiel y la más chévere de todas. En tu trabajo todos creen que eres la tipa más eficiente y responsable, la que se compromete y da su mejor esfuerzo diario. Tu familia te tiene como la hija más abnegada, la que no los decepciona, la los mantiene orgullosos cada día con sus logros y crecimiento personal y profesional.

Pero para nosotros, tus amigos, eres una perra.